Banners: lo esencial es invisible a los ojos.  
Afonso Baella

"Lo esencial es invisible a los ojos", una de las famosas frases de El Principito, es una verdad incuestionable… incuestionable hasta ahora. Para el éxito de la publicidad en línea, es primordial que esos cuadrados de diversos tamaños con links llamados "banners", la esencia de la publicidad en línea, capten la atención de los internautas, pero éstos se han vuelto invisible a sus ojos.

En un principio, cuando tanto los banners como la Internet eran todavía una novedad y los internautas estaban sedientos de conocimiento, esos cuadraditos con diferentes enunciados que prometían implícitamente conducirlos a un nuevo rincón de Internet los intrigaban, por eso, llevaban su cursor hasta ellos y cliqueaban. Navegar era sinónimo de viajar de un sitio a otro del interminable espacio virtual en busca de sorpresas.
 

Sin embargo, ahora que los usuarios saben qué son los banners y por ende éstos han perdido su calidad de acontecimiento, ahora que los internautas se han acostumbrado al nuevo medio y se interesan cada día más por el contenido, pareciese que hubiesen vedado sus ojos a la única arma con la que cuenta la publicidad en línea. El resultado es que la cantidad de anunciantes disminuyó, aumentó la competencia y las tarifas de publicidad cayeron en el 2000 hasta un 90%, según un estudio publicado por The Economist.
 

Frente a la crisis, los publicistas optaron, en algunos casos, por anuncios basados en la ganancia de dinero "pon tu cursor sobre mí y ganarás automáticamente 1.000 dólares", y en otros, por métodos más agresivos como los pop ups -esas ventanitas que aparecen espontáneamente sobre la página y permanecen bloqueando contenido hasta que son cerradas manualmente-. Todo lo que consiguieron fue aumentar la irritación de los usuarios quienes a estas alturas se han convertido en internautas experimentados y se niegan a que su atención sea distraída de su foco de interés.

En consecuencia, muchas compañías llegaron a la conclusión de que si bien los banners no eran el medio adecuado para generar ganancias, sí podían ser útiles para producir tráfico y establecer marcas, por lo que surgió la conciencia de Web branding. No obstante, esta variable en el uso de los banners no resuelve el problema de cómo sorprender a los usuarios y llama a la innovación de las estrategias de la publicidad en línea y al replanteamiento de las nociones en las que su éxito está basado.

Recapitulemos, e-advertising (con la excepción de los posteriores y mal recibidos pop ups) es de no-interrupción; los usuarios comenzaron a ignorar los banners. E-advertising permite dirigir anuncios a los usuarios propicios a adquirir cierto producto; debido a la naturaleza de la Internet, el perfil de los visitantes de un sitio es difícil de determinar. E-adversiting es entretenido, diferente, atrae a los internautas; los banners se mimetizan unos con otros.

Revertir la situación es de inmediata importancia y nuevas opciones de publicidad están surgiendo. Entre ellos el rascacielos y la publicidad personalizada. El rascacielos, o banner vertical, un rectángulo delgado y largo al lado de la página Web, es el resultado del esfuerzo conjunto de America Online, CNET, Walt Disney Internet Group, DoubleClick, Excite@home, MSN y Phase2Media. "Tenemos que dar al anunciante una paleta lo suficientemente grande como para que ellos mismos pinten su anuncio publicitario", dijo Richy Glassberg, director general de Phase2Media a The Wall Street Journal.

La publicidad personalizada invierte el vínculo entre anunciante y usuario –si el usuario no se dirige al sitio, será cuestión de ir a ellos-. Los sitios reúnen entonces las partes relevantes de sus sitios y las envían directamente a la casilla de correo de los usuarios. Este es el vendedor puerta a puerta de la era de la Internet.

Como cuando una empresa descubre que su imagen corporativa tiene connotaciones negativas y la modifica, la propuesta rascacielos apunta a transformar la apariencia del banner. Además de brindar al anunciante mayor lugar para hacer publicidad, este modelo puede significar innovación en los ojos de los usuarios y lo nuevo atrae. La segunda propuesta se trata de ir mas allá del banner, el único elemento con el que los anunciantes cuentan para promocionar sus sitios o productos en Internet.

Asimismo, además de inventar nuevas maneras de hacer publicidad en línea, es fundamental recurrir a la creatividad para que los banners dejen de asemejarse unos a otros y logren volver a despertar el interés de los usuarios. Si la publicidad en línea cuenta sólo con banners, ¿Por qué no transformarlos en más que un cuadrado con un anuncio? ¿Por qué no convertirlos en letreros atractivos a la visión y otorgarles además contenido atrayente –lo que el internauta de hoy en día busca-? La tecnología para transformar los banners ya existe, será cuestión de usarla. En cuanto a sus enunciados, los publicistas deberán esforzarse y sacar ideas de la galera para seducir a los usuarios ya que lo esencial debe volver a ser visible a los ojos.




Alfonso Baella Herrera

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