No importa a qué te dediques: diseñador, creativo publicitario, escritor, ingeniero o físico-matemático, todos, absolutamente todos, somos antes que nada, somos vendedores.
Vendemos todo el tiempo, cada segundo, en nuestras relaciones interpersonales o laborales. Vendemos nuestra imagen, nuestra capacidad, nuestras ideas...
Hay quienes, además, ganan más que otros por dedicarse a vender. La base de las ventas es en gran medida la creencia de que lo que vamos a vender, es maravilloso; para vender, primero debes estar cien por ciento convencido de lo que estás vendiendo.
Transcribo en unos puntos específicos lo que llegué a ver de un gran vendedor; uno entregado en cuerpo y alma: mi padre, quien como muchos otros vendedores, ha seguido los pasos siguientes; ganando más, mucho más que aquellos que sólo se dedican a vender por necesidad y no por pasión.
1. Sé entusiasta. Ser una persona nerviosa, movida por la pasión de lo que se tiene entre las manos, es un don. Está comprobado que nadie me venderá nada, ni a mi, ni a otra persona, si llega con su producto o servicio entre las manos de una forma apática. El entusiasmo es contagioso y para obtenerlo tienes que estar convencido, lleno de pasión por lo que ofrecerás.
2. Ve gente.
¿Cuántas personas, en promedio, visitas diariamente en tu labor de ventas? Frank
Bettger, el vendedor con más récords en la historia de ventas de seguros, afirma
haber obtenido su inspiración de la empresa donde comenzó a laborar, cuando el
presidente de la misma, en una junta con los ejecutivos afirmó: "Señores,
después de todo, el negocio de vender se reduce a una sola cosa: ver a la gente.
Muéstrenme ustedes a cualquier hombre ordinario que vaya y cuente su asunto a
cuatro o cinco personas cada día y les mostraré a ustedes un hombre que no podrá
evitar el éxito".
Ahora te pregunto nuevamente: ¿cuántas personas en promedio visitas diariamente en tu labor de ventas?
3. Aprende a hablar en
público.
Una de las mejores
maneras para ganar confianza en uno mismo es aprendiendo a hablar en público;
inscríbete en cursos de oratoria, de debate; habla siempre que puedas; organiza
tus ideas y camina con el objetivo claro de convencer a tu auditorio de
cualquier cosa.
Cuando hables frente a un público de entre 20 o 30 personas, habrás ganado tanta confianza en ti mismo, que hablarle a una persona por visita será un juego de niños. No memorices lo que piensas decir, habla con el corazón; lo único que necesitas es conocer profundamente tu tema, estudiarlo y convencerte de que lo que tienes que decir es importante para quien te escuchará.
4. Organízate.
Si no administras tu tiempo y recursos, tus buenas intenciones de vender y
visitar cuatro o cinco personas por día, se irá a la nada. Haz un programa
semanal de visitas, pide a cada cliente una recomendación, idealmente, que te
den una tarjeta de presentación que diga: (nombre del recomendado) "Me parece
que esto te puede servir, escúchalo" (firma de quien recomienda.)
Esa sola tarjeta te abrirá muchas puertas y te dará credibilidad. Si piensas que no tienes tiempo, escucha a Benjamín Franklin: "Sólo unas cuantas personas que se levantan tarde llegan a viejos, y muy pocos tienen éxito en la vida". Organiza tus horarios.
5. Escucha.
El consejo más importante del mundo lo da Dale Carnegie. En sus prestigiados
cursos de ventas afirmó lo siguiente: "El secreto más importante en la técnica
de ventas es encontrar lo que la otra persona desea y, después, ayudarla a que
lo consiga. Sólo hay una forma en la tierra para obtener que una persona haga
algo: provocar que esa persona quiera hacerlo. Cuando descubras que desea tu
prospecto, removerás cielo y tierra para conseguirlo".