Nueva economía: ¿Cobrar
o no cobrar? ¿Es esta la cuestión?
Miguel
Pérez Subías
Presidente de la Asociación de Usuarios de Internet
Los
negocios on-line y las llamadas empresas de la nueva economía debaten su modelo
de supervivencia tras una larga travesía en la que las ideas y la realidad han
discurrido por caminos diferentes.
Hace
cuatro años hablar de pagar por la información o por un servicio en Internet era
visto como un ataque frontal a la libertad de expresión y a los usuarios de la
red, hoy algunas empresas, webs y medios electrónicos buscan en esta formula el
sustento económico necesario par seguir funcionando. La realidad nos ha
evidenciado que las experiencias, el trabajo y los servicios cuestan y que el
objetivo de las empresas sigue siendo ser rentables y ganar dinero.
El
espejismo de lo virtual nos llevo a creer en modelos de negocio que se han
demostrado que no funcionan o al menos no al ritmo que se esperaba de ellos. La
nueva economía apostó desde sus inicios claramente por un modelo en el que la
publicidad y la intermediación iban a soportar los costes de producción y de
mantenimiento, sin embargo el proceso evolutivo de los negocios on-line ha
demostrado lo contrario.
Como
casi siempre que surge un nuevo concepto, como es Internet, las primeras
iniciativas corresponden a personas jóvenes, inquietas conocedoras del medio y,
en algún caso, impresionadas por proyectos y experiencias que ya empiezan a
cuajar en otros países. Como regla general los pioneros son de perfil más bien
técnico, con poca con formación en el negocio al que se orienta su actividad y
sin ninguna experiencia empresarial.
En
esta etapa la actividad de muchos webs se parásita sobre los contenidos y
trabajos que hay en la red, tienen muy poca producción propia y mantienen
excelentes listas de enlaces que permiten encontrar contenidos relacionados con
la temática del medio. La clave de esta fase reside en el trabajo y el esfuerzo
mal remunerado de unos pocos ya que muchas de estas experiencias son
unipersonales y compartidas con otros trabajos.
Los
que, teniendo conocimientos y experiencia en un sector en concreto, se adentran
en Internet en esta primera etapa, intentan buscar espacios alternativos que no
tienen cabida en los procedimientos tradicionales del momento. Estas nuevas
propuestas cambian las formas, la temática e incluso en algunos casos la ética
al uso. Establecen canales nuevos y ponen en marcha iniciativas que no tienen
espacio en los medios clásicos bien por cuestiones de índole económica, por ser
temas minoritarios, o bien por cuestión de intereses o de formas ya que en
muchos casos plantean una ruptura en la cadena de valor que une al cliente con
el proveedor, intentando ignorar el papel de los agentes intermedios.
Algunas de las experiencias de estos primeros años siguen activas, unas porque
nunca tuvieron un espíritu de hacer empresa sino de desarrollo y proyección de
las personas que las lanzaron y otras, porque han ido progresando de acuerdo con
las posibilidades reales que iban generando ya que se han hecho a si mismas sin
capital ajeno al proyecto. En todos los casos estamos hablando de experiencias
unipersonales o de tamaño muy reducido dónde el número de trabajadores (no
confundir con colaboradores) que hacen posible su funcionamiento esta por debajo
de las cinco personas.
Seguidamente entramos en la fase especulativa, entre los años 1998 y 2000, dónde
el éxito de Internet se confunde continuamente con el éxito de los que están en
Internet. Se comete el error de confundir audiencia con negocio y se desarrollan
planes y proyectos sobre la base de que un visitante de mi web es un potencial
cliente de los negocios que monte alrededor de él.
El
capital y la gran empresa ya establecida no son ajenos a este fenómeno, los unos
jaleados por los fulgurantes éxitos bursátiles de unos pocos y los otros porque
no pueden permitirse el no estar en el medio de moda dónde ya están todos sus
competidores, medio que crece a un ritmo nunca visto.
La
empresa tradicional tiene diferentes momentos, inicialmente traslada los
contenidos de las publicaciones impresas a formato electrónico, después, poco a
poco, se crean productos diferenciados al entender los medios que el lector que
accede es distinto del lector de papel y que el medio que usa para acceder a
nuestro web, generalmente el ordenador, tiene posibilidades diferentes que se
pueden y deben aprovechar. Finalmente adapta el web a los diferentes públicos
que lo utilizan con interfaces y contenidos diferenciados para los clientes, los
proveedores, los trabajadores y los curiosos.
También encontramos dos actitudes la de los que creen que hay que estar porque
no queda otro remedio realizando un producto con muy poco valor añadido frente a
la información que maneja la empresa en otros soportes, fundamentalmente en
papel y, por otro lado, los que creen en Internet como un canal distinto para
fidelizar a sus clientes actuales, un nuevo medio para captar nuevos clientes y
proveedores y, porqué no, un canal para desarrollar nuevos negocios.
En
paralelo surge con fuerza el fenómeno del "Portal": una mezcla de acceso,
tienda, periódico y centro de ocio que compite directamente con la prensa
on-line el cual surge desde iniciativas empresariales con mucho capital y cuyo
objetivo último es convertirse en uno de los grandes "centros comerciales" en
una aldea global dónde las únicas barreras son "idiomáticas".
El
fenómeno del portal genera dos movimientos uno el humano en el cual provoca un
flujo continuo de profesionales que se mueven de los medios tradicionales a los
on-line aupados por la necesidad de generar contenidos y otro estratégico que
lleva a muchos medios tradicionales a intentar posicionarse como portal entrando
por tanto en temas nuevos para ellos como son el acceso, el comercio electrónico
o el ocio on-line. Las empresas de telecomunicaciones, los buscadores y
directorios de Internet y los proveedores de accesos tienen todos ellos un
acceso de "portalitis" que les lleva a olvidar en algunos casos su propia razón
de ser.
Es
curioso observar como los buscadores, negocio on-line, dónde los haya, descuidan
su función básica y años más tarde cuando quieren volver a sus orígenes
encuentran que su espacio ya ha sido ocupado por otras iniciativas tipo google.
Entretanto el capital riesgo también juega su papel, durante estos años se
financian iniciativas personales o profesionales en diferentes sectores poniendo
a disposición de equipos y gestores sin experiencia empresarial grandes
cantidades de dinero.
Vivimos un momento de gran euforia, con una competencia feroz por ser el mejor a
los ojos de los potenciales usuarios, con un despliegue inédito de comunicación
y de medios para desarrollar todas estas iniciativas emergentes. La euforia
bursátil jalea esta época de desenfreno dónde los que ganan dinero son aquellos
que consiguen salirse de su negocio en este oportuno momento. Ganan,
fundamentalmente, aquellos que no creen en su proyecto y que se encuentran en su
camino con avispados especuladores bien situados en los órganos de decisión de
las grandes empresas que son las que están librando la batalla por ser "más que
los demás" a golpe de talonario.
Se
instala durante esta época la fiebre del oro en la red, "el oro existe, algunos
lo han encontrado" nos repiten continuamente sobre todo por aquellos que venden
los "picos y las herramientas" para buscarlo. Surgen y afloran un montón de
iniciativas que intentan estar para ser atractivos a un posible comprador o
inversor.
Es una
época desde el punto de vista de los contenidos dónde todo vale. Algunas
iniciativas que surgen en esta época hacen suya la filosofía de "no dejes que la
verdad te arruine una noticia" porque lo importante es que se fijen en mi, que
me compren o en su defecto que me pongan publicidad para que cambie mi línea
editorial.
En
paralelo los grandes medios de comunicación intentan saber quienes son y que
quieren ser, hay cambios continuos en las formas y en los fondos, escarceos en
nuevos negocios (acceso, comercio electrónico, servicios, etc.), creación de
formatos diferentes, etc.
Finalmente llega el 2001 y se rompe el cántaro, cobra realismo el cuento de la
lechera, todos nuestros sueños se desvanecen como si de una burbuja se tratase,
hemos tardado 24 meses en darnos cuenta justo el plazo que los inversores habían
puesto para revisar los planes de negocio y comprobar que no se han cumplido.
La
realidad no ha sido la que se esperaba, los resultados no llegan, el comercio
electrónico es prácticamente inexistente, la publicidad no se decide por este
nuevo medio. Las bolsas se ponen nerviosas y seguidamente entramos en una crisis
profunda, el sector se derrumba cómo si de un castillo de naipes se tratase.
Consecuencia de todo ello es la desaparición de algunos medios digitales, una
profunda reestructuración para adaptar los gastos a los ingresos y tremendas
dudas sobre cual es el camino a seguir en este mundo virtual que tiene que
ajustarse a los parámetros de la economía real.
En
este marco captar publicidad se reduce a la capacidad que tenga Internet de
competir en audiencia y efectividad, mientras que los nuevos usuarios y la
fidelidad de los mismo a los medios electrónicos viene por la calidad de la
información y de los servicios que me presta ese medio en la red.
Los
Portales por su parte están disminuyendo drásticamente los recursos humanos y
materiales dedicados a los contenidos por lo que se perfilan cada vez más como
centros de servicios (acceso, correo electrónico, alojamiento de páginas...)
especializados y cada vez menos competencia de los medios electrónico,
probablemente en un futuro cercano los contenidos de estos portales serán
suministrados por otros medios.
Empiezan a crecer el murmullo cada vez más fuerte sobre la necesidad de cobrar
por los contenidos y por los servicios que se prestan a través de la red,
algunos medios ya ofrecen servicios mixtos, exigen pagar una suscripción para
acceder a determinadas noticias o contenidos y cada vez cobra más fuerza el
refrán popular que dice "zapatero a tus zapatos".
En mi
opinión Internet es una gran herramienta de productividad lo cual garantiza su
futuro: permite hacer determinadas tareas más de forma más eficiente. Todos los
departamentos de una empresa, (dirección, ventas, marketing, producción,
comunicación, finanzas, personal...) pueden aprovecharse de las herramientas que
se ofrecen en Internet y pueden aprovechar las posibilidades de la red para ser
más competitivos.
Es un
canal global, accesible en todo el universo, que permite experimentar nuevos
proyectos con costes relativamente bajos lo cual lo convierten en un espacio de
creatividad e imaginación para canalizar nuevas experiencias.
Finalmente, es un canal que me permite dar mejor información y servicios a todos
los que se relacionan con mi empresa: clientes, proveedores y, por que no, a los
propios trabajadores,
En
cualquier caso el fenómeno de Internet hay que enmarcarlo en una realidad
concreta en nuestro país, el número de usuarios se sitúa en estos momentos en
torno al 25% de la población y con una tasa de crecimiento mucho más lenta de lo
que se muchos pensábamos. El perfiles de uso medio de Internet se sitúa en torno
a las 10 horas mensuales de media, frente a las casi 45 horas-mes de radio o las
más de 90 de televisión.
Un
fenómeno que todavía tiene un largo recorrido ya que en los países de nuestro
entorno el número de usuarios esta ya por encima del 35% y estamos obligados a
converger en un plazo corto de tiempo.
En
este contexto creo que van a convivir sistemas basados solo en publicidad que
van a ser muy pocos, la gran mayoría van a pasar a ser sistemas mixtos en los
que parte de los contenidos serán de pago y otros no, finalmente coexistirán
publicaciones solo de pago para públicos muy minoritarios, fundamentalmente
empresariales.
Sin
embargo la cuestión importante, en mi opinión, es si existe realmente una nueva
economía, como hemos dicho en estos últimos años, o si estamos en un proceso de
asimilación de un nuevo medio que al final pasara a engrasar la maquinaria de
las empresas tradicionales quedando el resto de iniciativas relegadas al
carácter de lo anecdótico.
Los
últimos movimientos en las reorganizaciones que se están realizando en las
empresas que desarrollan su actividad en Internet apuntan en esta dirección:
Internet es un medio y no un nuevo negocio. Se puede constatar una reconversión
de las empresas .com a departamentos de las compañías tradicionales en algunos
casos y al cierre de los negocios de Internet en otros.
No se
es mejor ni peor por usar el ordenador o por utilizar Internet seguimos hablando
de herramientas así que quizás lo razonable sea conocer y utilizar bien las
herramientas para ser más eficaz en mi trabajo y más competitivo en mi negocio.