Los asesinos del e-mail marketing.
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¿Por qué debería pagar 400 dólares para alquilar una lista cuando por 30 puedo comprar una base de datos con millones de direcciones y enviarles e-mails por mi cuenta? Aquí le vamos a decir por qué no debería hacerlo.

A estas alturas ya debería saber que no hay nada mejor que construir su propia lista de correos. Hay muchos motivos para esta afirmación, pero además de no tener prácticamente errores con respecto al target, tener su propia lista le hará ahorrar el dinero que debería destinar para alquilar una.

Claro que construir una lista no es algo que se haga de un día para otro y es por ello que muchas personas caen en la tentación de comprar millones de direcciones de email que se ofrecen a precios ridículos en compactos que inclusive incluyen programas para envíos masivos de correo.

Y sin saberlo o sabiéndolo, pero sin evaluar las consecuencias, se convierten es una de las especies más odiadas de la web: los spammers. Actividad que nace y vive del delito y el engaño.

Usted se preguntará por qué uno es tan duro con esta especie...

El engaño comienza con las direcciones que ponen para que los usuarios se den de baja. O son falsas o bien se utilizan para validar el email del receptor, que luego nunca más será dejado en paz. Desde luego, la baja nunca habrá existido.

Al ver que -tras sus primeros envíos- sus mensajes son bloqueados por los servidores, o por los mismos receptores, comienzan las argucias para superar este bloqueo. Sigue el engaño.

El fraude es la base del spam. Para evitar esos bloqueos, utilizan programas que automáticamente cambian los cabezales de los mensajes como así también la dirección de email del emisor, el "asunto" del mensaje u otro campo susceptible de ser filtrado. Con respecto al asunto, generalmente utilizan frases que nada tienen que ver con el verdadero mensaje que quieren promocionar.

El spam está tan perseguido, aun por la ley en algunos países, que los spammers deben utilizar servidores de países de dudosa reputación cómplices de esta actividad.

La pregunta es ¿usted está dispuesto a ser tildado de spammer? Aun cuando no recurra a todas estas artimañas y su intención sea genuina, usted también caerá en la misma bolsa.

Y no se descuide, que algún empleado con tal de hacer méritos, no las aplique para intentar aumentar las ventas. Es algo más común de lo que piensa, al igual que aquellos que alquilan listas -de buena fe- y no se aseguran el origen de los datos de la misma.

La tentación inicial de gastar los 30 dólares para obtener esas direcciones -capturadas ilegítimamente- debería ser evitada e inclusive las empresas deberían fijar políticas muy estrictas en este sentido.

Recuerde que las listas de suscripción voluntaria dan mucho a cambio de cada e-mail que reciben. ¿Dónde piensa que su inversión tendría un retorno más alto?

¿Le compraría algo a quien recurre a tanto fraude para venderle?

Tentaciones hay muchas, pero siempre tenga en cuenta lo que les pasó a Adán y Eva cuando mordieron la manzana... Una vez que su marca haya sido identificada con el spam, no tendrá camino de retorno.

No contribuya a matar una herramienta que -bien utilizada- es lo más poderoso que tiene la web.



Roberto Neuberger es presidente y CEO de Grupo Urbano New Media Corp. Empresa especializada en desarrollo de negocios en internet. Email.: rcn@grupourbano.net