¿Cuál es el valor real de un dominio?
http://www.suryweb.com.ar/promoweb/varios2.asp
A
veces, encontramos en la prensa ventas de dominios por cantidades que
solucionarían la vida a más de uno. A muchos nos puede extrañar que el uso de
un nombre pueda llegar a costar tanto y nos preguntamos si realmente merece la
pena.
Ventas de dominios como las de cinema.com (U$S
700.000 ) o la más reciente de Jobs.com por
U$S 800.000 nos hacen pensar que quizá se está
sobreestimando el valor de los nombres de dominio. Llama especialmente la
atención el caso de beauty.cc que costó un millón
de dólares. Muchos tacharon esa operación de alocada y…acertaron.
Beauty.cc se encuentra actualmente libre.
La
pregunta a responder es entonces ¿valen estos dominios realmente lo que se ha
pagado por ellos? Para responderla hay que remontarse a la época de "la fiebre
de las puntocom". Durante este período, toda
empresa que oliera a tecnología y, siendo más concretos, a Internet, parecía
tener garantizados unos enormes beneficios en el futuro. El dinero llovía
sobre la red y todos querían asegurarse un puesto en la carrera de la
"sociedad de la información". Costara lo que costara.
Se
obviaron dos puntos importantes: primero, que en la mayoría de casos se estaba
tratando con bienes inmateriales y, por lo tanto, que conllevaban un riesgo
considerable y, segundo, que todavía no existía un mercado que pudiera
absorber la ingente demanda que se generó en tan poco tiempo. Si una cosa ha
demostrado la historia es que, por más rápido que se mueva el mundo, como
sucede en nuestro "interconectado y acelerado planeta", seguimos necesitando
algo de tiempo para asimilar las novedades.
Nos
movíamos entonces en un entorno totalmente especulativo sostenido básicamente
en una creencia de futuro. Esa creencia fue precisamente la que empujó a
realizar inversiones que el tiempo ha demostrado exageradas.
Pero,
¿por qué ahora sucede lo mismo con Jobs.com? El interrogante se hace más
grande después de que de "la fiebre de las puntocom",
y por aquella extraña regla del péndulo, se pasara a la archiconocida "crisis
de las puntocom". En esa época, sencillamente
cualquier cosa que sonara a negocio en Internet
parecía llevar el estigma de la peste.
Según
la dialéctica histórica de Hegel, dos posturas
enfrentadas conducen siempre a una síntesis, una especie de "punto medio"
donde parece que nos encontramos ahora. El mercado para las empresas en
Internet crece, a un ritmo menor de lo que se esperaba hace algunos años, pero
crece. Y ya son algunas las empresas que han empezado a experimentar
beneficios. La red y los negocios empiezan a ponerse de acuerdo.
En
este contexto más mesurado se produce la pequeña explosión de la venta de
dominios de "segunda mano". No seremos nuevos en la analogía de "Internet como
ciudad" pero ésta explica perfectamente el porqué de inversiones como las de
jobs.com.
Imaginémonos que queremos montar un negocio de "altos vuelos". Difícilmente
nos conformaremos con montar un negocito en los
suburbios sino que intentaremos colocar nuestro negocio u oficina en el centro
de la ciudad. Es importante que nos vean pero, sobre todo, es importante que
nos encuentren fácilmente.
Y eso
es lo que es un buen nombre de dominio, el alquiler de un local en el corazón
de Internet por el que pasan millones de personas cada día. Eso es lo que
convierte una determinada palabra en algo realmente valioso. En Estados
Unidos, y en algunos países europeos como Alemania o Gran Bretaña, hace mucho
tiempo que esto está claro. No pasa lo mismo con Latinoamérica, ¿por qué?
Es
normal tener un cierto sentimiento de engaño cuando se tienen que pagar mil
dólares por un dominio que probablemente ha sido registrado de manera gratuita
y, que en muchos casos, está en manos de especuladores que no le dan utilidad
alguna. Lo más habitual en estos casos es optar por un nombre "creativo", es
decir, que no haya sido registrado anteriormente y, por lo tanto, más barato.
Esta
es aparentemente la opción más económica pero no necesariamente la más
conveniente. Si realmente nos planteamos mantener un proyecto serio en la red,
una de nuestras primeras necesidades será darnos a conocer para conseguir
clientes. Y ahí es donde el dicho "lo barato resulta caro" puede cumplirse.
Debemos considerar nuestro dominio en términos publicitarios. Si tenemos un
buen dominio, nos aseguramos en primer lugar que mucha gente irá a parar a
nuestro rincón en la red y, segundo, que aquellos que lo hagan, nos recordarán
con mayor facilidad.
Si
nuestro dominio no es capaz de cumplir por sí sólo con estas premisas,
deberemos suplir esas carencias con inversiones publicitarias, ya sea para
darnos a conocer o para que los posibles clientes nos retengan en sus
memorias. Pero eso puede resultar muy caro y la competencia publicitaria en la
red es encarnizada.
Con
un buen dominio, la necesidad de inversión publicitaria no desaparece
totalmente, pero si se aligera considerablemente. Pensemos, ¿qué es más fácil
de anunciar Viajes.com.ar o
haciatussuenos.com.ar? ¿Qué localizarán y recordarán más fácilmente los
usuarios?
El
invertir en un buen dominio o en publicidad es simplemente una cuestión de
prioridades y gustos. Puede que nos interese utilizar el nombre de dominio
para crear "branding", es decir, conseguir que
nuestros productos queden asociados a una determinada idea (¿qué tal entonces
calidad.com.ar?). En ese caso, nos podemos
decantar por la opción de encontrar un dominio más creativo.
Y
aunque, sin duda, lo ideal es combinar un gran dominio con una buena campaña
publicitaria es importante no desestimar ninguna de estas opciones de antemano
por ser, aparentemente, demasiado costosa. Según el tipo de proyecto que
tengamos, nos convendrá sentar la base de nuestro proyecto sobre un buen
nombre en Internet o en una gran inversión publicitaria. En cualquier caso el
mercado de dominios de segunda mano en español está apenas naciendo y es mucho
más asequible que otros.
El
resultado, al final, dependerá, sobre todo, de la solidez de nuestro negocio
en la red. Pero, no hay que olvidar que un negocio, por bueno que sea,
necesita clientes y, para encontrarlos o, mejor dicho, para que nos
encuentren. Un nombre de dominio relevante es una buena forma de conseguirlo.
El e-comercio en el mundo hispanohablante está empezando a crecer pero
todavía hay poca confianza en la red para hacer negocios por parte de
consumidores y empresarios. Sólo así se explica que en portales como
eSedo.com, el mercado de dominios más importante en lengua española, se puedan
encontrar a la venta muchos nombres de primera categoría. La mayoría de ellos
no se están explotando todavía. Estos dominios aseguran una cantidad ingente
de visitas. Pero ojo, eso se paga.
¿Qué
hace de un dominio un gran dominio? ¿Cómo saber si el nombre de dominio que
estoy pensando en comprar o registrar es realmente el adecuado para mí? Muy
fácil, sólo hay que tener en cuenta las
siete reglas de oro.
Informe de
Alberto Domínguez