A su
servicio.
Jim
Sterne
SEPTIEMBRE 6 2001
No es tan
fácil vender un servicio o expertise como lo pudiera ser un disco o un libro.
Las empresas de servicios necesitan un toque de ingenio para que Internet pueda
darles algún valor.
Quienes
explican la economía digital generalmente reducen al comercio electrónico a
cuatro prácticas categorías.
Primero, encontramos a los que venden productos, por ejemplo aquellos que venden
comida para mascotas, maquillaje a los consumidores, generadores eléctricos y
productos MRO a otras empresas. En segundo lugar tenemos a los que venden
contenido, como el Wall Street Journal, Dun & Bradstreet y
Stephen King. Después, tenemos a los que venden "ojos", en donde encontramos
empresas como Yahoo, quienes hacen dinero vendiendo espacios publicitarios tipo
banners en sus sitios principalmente a las empresas de los dos primeros tipos.
Finalmente, están los que proveen a otros sitios de servicios basados en web,
los llamados ASPs, que pueden reducir a Internet a uno más de los
pequeños departamentos de una empresa.
Pero ese enfoque del comercio electrónico deja a personas como yo sin un modelo
de utilidades en línea. Soy consultor de Web marketing, un proveedor de
servicios cuya experiencia no puede reducirse a un ámbito digital. En ese
sentido soy como tantas y tantas empresas que lavan ropa en seco, reparan autos,
dan masaje a músculos doloridos, leen las palmas de las manos o proveen otros
tipos de servicios, y a quienes aparentemente Internet les da la misma mínima
ventaja que les pudiera dar poner volantes en las ventanas de los autos.
Pero quizá las empresas de servicios no han entrado a la nueva economía no por
falta de una oportunidad sino por falta de imaginación. ¿Crees que tu SPA o el
local donde reparan tu televisor no pueden sacar ganancia al ponerse en línea?
Piénsalo de nuevo.
Tomemos por ejemplo a Nick's Auto Repair Inc. (www.nicksautorepair.com),
que ha permanecido en el mismo local en Boulder, Colo. por más de 20 años. Los
propietarios del taller entienden que la sola longevidad no se traduce
necesariamente en familiaridad y confianza, por lo que construyeron un sitio de
Internet diseñado para inspirar esos sentimientos en sus clientes, tanto nuevos
como viejos.
Veamos primero la parte familiar. Los visitantes del sitio de Nick's son
recibidos cálidamente con el pasado y presente de la empresa. Conocen los
nombres y la historia de los cinco empleados del taller, además pueden ver
fotografías de los técnicos metiendo mano en los motores de los autos. El sitio
también sigue la historia de la empresa desde sus inicios en 1978.
Aunque tal contexto puede o no respaldar el desempeño de una empresa, su
historia agrega lastre y arraigo en su comunidad, lo que puede ser de gran valor
para algunos clientes.
Pero para escoger a un mecánico de autos, la confianza es aún más importante que
la familiaridad. El sitio de Nick genera confianza a través de sus útiles
presentaciones y su honesta presentación de las limitaciones de la empresa. "El
trabajo por el que somos reconocidos es producto por la falta de espacio" según
informa Nick. Sigue explicando: "Tenemos tres técnicos y tres espacios para
autos. Como resultado, no podemos hacer mayores reparaciones. Pero, si requiere
de este tipo de trabajo, con gusto recomendamos a un especialista".
Además, el sitio de Nick hace algo realmente listo: provee tres páginas de
información detallada sobre el encendido del motor, combustible y los sistemas
de enfriamiento, muy bien ilustrados con fotografías de, por ejemplo, la bobina
de encendido o el casquillo del distribuidor.
Mientras este material demuestra la experiencia de la empresa, también sugiere
al visitante que Nick no utiliza como técnica de venta la confusión intencional
de sus clientes, lo cual ofrece una gran seguridad a los que como yo, no podemos
distinguir entre una bujía en buenas condiciones y otra rota, y que nos sentimos
vulnerables ante los que si las pueden distinguir. El sitio también es
interactivo: la empresa puede enviar presupuestos estimados por e-mail donde el
cliente encuentra información clara sobre el problema de su auto en un lenguaje
sencillo.
Otro ejemplo del que podemos aprender, es el de una tintorería en Fort
Lauderdale, Florida. La gente en Dry Cleaning Depot
(www.drycleaningdepot.com) sabe que sus clientes nunca podrán quitar las manchas
de aderezo de su ropa al pulsar la tecla "Borrar", pero han encontrado otra
forma para que Internet haga algo por ellos. "¿Tienes un minuto?" El sitio
pregunta a sus usuarios. "Probablemente no. Deja que Dry Cleaning Depot sea tu
socio de trabajo. Recogeremos y entregaremos tu ropa en tu oficina".
Un servicio agradable, pero no exactamente centrado en Internet, ¿verdad? Pero,
¿qué tal esto?: el sitio ofrece a sus clientes un 10% de descuento en su primera
cuenta si se suscriben al servicio en línea. Además, pueden indicar su
preferencia en cuanto a almidón se refiere, o mejor aún, utilizar su tarjeta de
crédito en línea. Esto quiere decir que no tienen que estar pagando con cheque
cada semana o reembolsarle a la recepcionista si tuvo que poner de su bolsa para
pagar por algo extra. Además, ofrecen la opción de facturación mensual para
aquellos que prefieren no dar los datos de sus tarjetas de crédito por Internet.
Adicionalmente, Dry Cleaning Depot busca agresivamente nuevos clientes usando la
ya probada táctica de marketing en línea: de e-mail en e-mail (como de boca en
boca). Los clientes son invitados a que envíen un e-mail a la empresa con el
nombre y dirección de cuentas corporativas que pueden ser prospectos, junto con
algo de información para contactarlos. Si tres o más de los referidos contratan
los servicios de la tintorería, el cliente que brindó sus datos recibe $25
dólares en servicios. Al publicitar la oferta en su sitio y haciendo el proceso
de referencia muy fácil, Dry Cleaning Depot está usando Internet para crear
nuevos negocios.
Pero, ¿y qué hay de nosotros los que nos dedicamos a servicios profesionales? No
es que sea snob, pero ofrecer 25% de descuento en mi tarifa de consultoría por
medio de un cupón en línea como que es un poco déclassé para un consultor en
Web-marketing. Y si necesitas consultar un glosario para entender mi consejo,
entonces no estoy haciendo mi trabajo. Así que, ¿qué podemos hacer los
consultores -sin mencionar doctores, abogados y contadores- en línea además de
hablar de nuestras habilidades, publicar nuestra lista de clientes y archivar
artículos?
También podemos ponernos interactivos. Eso es lo que Don Peppers y
Martha Rogers han hecho, lo que no es de gran sorpresa dado el lugar
privilegiado que la web tiene en su celebrada filosofía uno a uno. En su sitio
(www.1to1.com), la firma pionera de CRM ha colocado herramientas interactivas
que informan, entretienen y sobre todo explican porqué necesitas su ayuda. Por
ejemplo, un programa llamado Checkpoint presenta una serie de preguntas sobre tu
empresa, como ¿Qué porcentaje de tus clientes son los que aportan más a la mayor
parte de tus utilidades? o ¿Cómo de diferentes son tus clientes entre ellos?
Entre otras preguntas así. Con esta información, el sitio produce una tabla
basada en tus respuestas que muestra que tan valioso sería para tu empresa un
programa uno a uno. Y no, los resultados no son siempre que tal programa sería
muy pero muy valioso.
Si la aplicación de web de Peppers-Rogers es inteligente, Eric Ward es
inspirador. La empresa de Ward, Netpost (www.netpost.com), ha estado
ayudando a sus clientes a levantar sus manos en Internet desde 1994. El
entendimiento que tiene Ward de la publicidad en sitios web es inigualable, y no
es sorpresa que su sitio sea grandioso. Pero es la porción del sitio protegida
por un password secreta la que ejemplifica de manera más fina el marketing de
una empresa de servicios. ¿Quieres el password? Primero tienes que asistir a uno
de sus seminarios.
En gran detalle, Ward ofrece a su audiencia las tan diversas y gloriosas formas
de hacer marketing para sitios de Internet. Explica como una empresa puede
hacerse presente mediante buscadores, directorios, sitios What's hot e E.zines,
newsletters, newsgroups, foros de discusión y tantas y tantas otras herramientas
disponibles.
Al final de cada presentación, Ward da a su audiencia un regalo: el password de
la sección de su sitio donde están todos sus recursos, herramientas e ideas al
descubierto, desarrolladas y disponibles para su uso. Cualquier persona, con
tiempo y dedicación puede navegar por el sitio y obtener sin cargo lo que otras
personas pagan cantidades considerables por conocer.
¿Por qué permitirá esto? Usualmente, aquellos que están dispuestos a invertir el
tiempo que se requiere para seguir su exhaustivo programa por sí mismos, son
personas que no pueden pagarlo en primer lugar. Mientras que aquellos que
valoran más el tiempo que el dinero y que desean el trabajo hecho de la mejor
manera acuden a Ward y se apegan a su suerte para que el maestro no esté ocupado
hasta el próximo año.
Las empresas de servicios son proveedoras de experiencia, habilidades y
conocimiento, lo cual a final de cuentas es más difícil de vender en línea que
contenido, anuncios en banners y objetos. El truco es, tal vez, aprender la
lección del Mago de Oz. Usa tu cara pública en cualquier forma que impresione a
la gente, pero siempre asegúrate que la persona que está detrás de la cortina
sea alguien que cumpla sus promesas.
* Jim Sternejsterne@targeting.com
es colaborador de Targeting.com
* Artículo provisto por:
Targeting.com